Visitas

domingo, 26 de diciembre de 2010

Compass in Hand


“Compass in Hand” es el título de una de las exposiciones de arte que se muestra en el IVAM (Institut Valencià d’Art Modern). Se trata de una selección de obras de la Colección de Dibujo Contemporáneo de la Judith Rothschild Foundation y pretende ofrecer al espectador una visión panorámica del dibujo en todas sus manifestaciones y en un determinado intervalo de tiempo. En la exposición se pueden ver estudios y esbozos, obras monumentales ya terminadas, garabatos espontáneos que no pretendían ser acabados, obras narrativas y figurativas, y cuadros abstractos.  Todos ellos han sido realizados empleando todo tipo de instrumentos y técnicas (unas más tradicionales y otras más novedosas) como por ejemplo la regla, el lápiz, las acuarelas, el gouache, el grabado, el empleo de pigmentos, extractos de plantas, hollín, comestibles, fluidos corporales, collages, ensamblajes y objetos encontrados.

Realmente, el título de esta exposición (Compás en la mano) es muy original y acertado, pues cada artista posee en sus manos un ritmo y un compás diferente influenciado por su cultura, vivencias, inquietudes y personalidad, que lo conducen a nuevas creaciones y que hacen de él un compositor de imágenes. Luego el compás es, por tanto, una herramienta más de dibujo. Todas las obras tienen como protagonista un vocabulario abstracto, minimalista y conceptual, y han sido realizadas por grandes artistas del siglo XX, como Paul McCarthy o Edward Ruscha, y por célebres artistas contemporáneos, como Paulina Olowska o Lucy McKenzie.

Es tal la variedad de formas de emplear el papel, que la exposición es toda una amalgama de técnicas a admirar, entre la que es muy frecuente el uso de fuentes populares y de materiales de difusión masiva como las revistas de moda y las imágenes de prensa. Esa pluralidad y diversidad de técnicas está también presente en la manera en la que están colocados los cuadros: todo está expuesto de forma irregular y asimétrica sin seguir un orden aparente. Además, podemos encontrar desde dibujos pequeños en dimensiones hasta grandes láminas que incluso abarcan toda una pared. El contexto en el que se ubican favorece enormemente su protagonismo ya que los espacios son amplios facilitando así una mejor circulación del espectador y por tanto una excelente observación del cuadro al poder contemplarlo desde distancias lejanas. Tampoco es posible restar importancia al papel que juegan la iluminación, las paredes, el suelo, el ambiente y el marco arquitectónico porque todas ellas contribuyen sin ninguna duda a una mejor apreciación del arte. 

Una serie de focos instalados en el techo de la estancia iluminaban directamente las obras con una luz blanca y clara, pero con la intensidad adecuada para crear un ambiente de concentración y evitar cualquier brillo excesivo o destello que pudiera incomodar al espectador. Habría que destacar la serie de grandes claraboyas dispuestas siguiendo un eje longitudinal dividiendo la estancia en dos zonas y que, pese a que asistí a la exposición por la tarde, me informaron de que iluminaban el pasillo central durante el día. Las paredes, empleadas como telón de fondo de la exposición, eran también blancas y junto con el parquet claro creaba un ambiente suave y limpio que facilitaba y potenciaba el protagonismo de las pinturas. A diferencia de otras exposiciones, no había música de fondo, así que el silencio invadía la estancia con el ruido de las pisadas sobre la madera y algún cuchicheo de fondo. Finalmente, una doble altura comunicaba con una pequeña sala muy alargada que también formaba parte de esta exposición y cuyas vistas desde arriba permitían tener una visión de conjunto.

Uno de los aspectos que más me llamó la atención fue la gran mayoría de pinturas que carecían de título. Es verdad que muchas veces se dice que el título es lo último sin embargo, en pintura creo que es el primer paso antes de ponerse a dibujar puesto que es el resumen de aquello que vas a expresar. Habían también ciertas pinturas que me incomodaron bastante y que considero que rozaban la vulgaridad y el mal gusto. El artista no sólo traza líneas, manchas… sino que juega con los sentimientos del espectador, sus creencias, ideologías que pueden ir directamente o no contra ellas.
Sin embargo, sí que encontré cuadros agradables y preciosos como el que se muestra a continuación que representa una arboleda.

En un primer momento me quedé quieta, contemplándolo, pero la sorpresa fue cuando al acercarme pude percatarme de que los troncos de los árboles estaban hechos de recortes de periódicos de distintos idiomas. El color negro de las letras simulaban las imperfecciones que pudieran tener los árboles en sus troncos y es una muestra de que la literatura puede trabajar conjuntamente con el arte. 

Otro cuadro que me llamó la atención es el que se muestra a continuación:

Su autora es Eva Rothschild y se titula “Absolute power”. Lo más curioso de este cuadro es que su ejecución es muy original. Está realizado como si de una tela se tratase, ya que consiste en una serie de tiras de papel cosidas y entrelazadas. Siento una especial atracción por esta obra y una de las razones es el contraste entre el negro y el color magenta: dos tonos cuyo choque reflejan muy bien el título de esta obra. Incluso las imágenes que se muestran dan a entender que se trata de un sistema solar donde un único objeto, del que le salen una serie de rayos, controla todo lo demás.
Pero, sin duda alguna, la obra que más me gustó fue ésta:

Se trata de una pintura realizada por Marcel van Eeden que carece de título. No utiliza nada más que el negro en su obra, ya que el utensilio que emplea es el lápiz; pero, es tal la maestría con la que lo emplea que con tan sólo una serie de trazos (unos más gruesos que otros y más intensos que otros) es capaz de recrear una escena habitual en la que el espectador puede perfectamente imaginar dicho suceso sin ningún problema. Incluso, ese juego de luz y sombras tan marcado, me ha llegado a recordar a Velázquez. Me quedo sin ninguna duda con este cuadro donde uno se adentra en él imaginando un bar español en los años 50 con gente vestida de gabardina, con sus puros en la mano dibujando un lienzo en el aire con el humo del tabaco mientras sus oyentes discuten sus negocios y sus problemas familiares ayudados, cómo no, de un gran trago de whisky y alcohol.
Invito a todo el mundo a que vaya a verla pues es tal la diversidad de obras que puedes encontrar en ella, que es imposible salir con un buen sabor de boca y una pintura que te haya hecho disfrutar.

                                                                                                           Soñaresgratis

1 comentario:

  1. Tu comentario está muy bien y has tratado muy variados aspectos de la exposición.

    ResponderEliminar