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miércoles, 3 de noviembre de 2010

Nuestro Hombre de Vitruvio





Mucho se ha hablado de este dibujo de Da Vinci y de la Divina Proporción en la Historia del Arte. Y también mucho se ha copiado con un intento de comicidad, pero de una forma curiosa. Todos sabemos cómo es el dibujo original de Leonardo: un hombre con los brazos en cruz inscrito en un cuadrado, y superpuesto, el mismo hombre con los brazos y piernas extendidos, inscrito esta vez en un círculo, intentando acercarse al pentagrama (o pentágono estrellado, donde está muy presente la Divina Proporción). Lo curioso que veo en las imitaciones que se han hecho de este dibujo es que no se usa el hombre para hacer otras cosas u otras formas; no decimos "mirad, es el Hombre de Vitruvio bailando reggaeton" o "mira, es el tipo de Da Vinci haciendo graffities". Realmente, la esencia en sí no es el hombre ni lo bien o mal que esté dibujado, sino la forma en que está representado (tal y como he descrito antes).

De ese modo, encontramos diversas imitaciones donde "el Hombre" es sustituido por Homer Simpson, una vaca, Bender (Futurama) o incluso un guerrero imperial (Star Wars). Seguro que hay muchísimos más ejemplos que podemos encontrar por internet, pero he elegido este en particular por tener autor no anónimo y no quería quitarle mérito alguno. Alejandra Badillo, diseñadora gráfica, creó esta "imitación" con una intención muy clara: mostrar ese amplio contraste entre el hombre del siglo XV y el del siglo XXI. Se deja a un lado ya la intención original de mostrar las proporciones humanas y se intenta introducir la "crítica", más que un aspecto cómico como he dicho antes. Jorge Lizama, exprofesor de Alejandra, bautiza este nuevo hombre como "El hombre Gadgets", aunque quizá habría que rebautizarlo como una especie de "Hombre Adicto". Adicto a las nuevas tecnologías, a cambiar de móvil, iPod y cualquier dispositivo tecnológico en cuanto sale uno con algo más moderno (lo que ocurre prácticamente cada día).

A veces creo que es conveniente echar un vistazo atrás y comprobar qué hemos sido para darnos cuenta si lo que vamos a ser es realmente lo que debemos o lo que queremos ser.

Dalayn

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho tu reflexión. Dalayn, uno siempre debe ser lo que realmente quiere ser. Parece una obviedad, pero con el tiempo te darás cuenta de que no lo es.

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