Sin duda el atardecer es uno de los momentos más mágicos del día, en el que la luz del sol se va apagando tenuemente hasta dejar paso a la oscura noche. Es uno de los momentos en el que el simple contemplar del horizonte templa tus nervios y te envuelve en una paz infinita. Mucho más si lo contemplas en un paraje como este, que aunque no sea exótico o paradisiaco, tiene un reflejo de esa serenidad innata de los campos de Aranjuez. En ese momento, una amiga y yo paseábamos disfrutando de la suave brisa. No dudamos un momento en inmortalizar el paisaje pues aunque en las imágenes no se vea reflejado con tanta claridad, la gamma de color y el juego de luces y sombras era realmente impresionante. La calidez de ese instante dejó paso a la frialdad de la noche, una noche plagaba de estrellas y una luna llena.
Aquí os dejo una recolección de fotografías que hicimos mientras contemplábamos aquel atardecer.
Artemaníaco.
Un buen atardecer es siempre maravilloso, aunque para mí tiene algo de melancólico. Algunos pintores escogían ese momento del día para poder utilizar una paleta rica en entonaciones. Son preciosas las imágenes.
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