Con un simple ejercicio mental todos podemos rememorar multitud de vivencians vividas durante nuestra infancia. Recuerdos más o menos definidos que han condicionado en gran parte el porvernir de cada uno de nosotros. Particularmente, me siento muy indentificado con las imágenes que guarda en la memoria Pasqual Gomes. La visión de los pequeños cuadrados multicolores estructurados en caprichosas formas geométricas seriadas o con variaciones hace recordar nuestra recién abandonada infancia, o al menos la mía; cuando jugábamos a crear las más inverosímiles composiciones y creabamos diferentes mundos, mundos propios y personales. Parte de este espíritu está impreso en la obra de este artista.
Este torrente de sensaciones y energía va aumentando a medida que avanzas por la sala. Las obras allí expuestas están, además, recortadas sobre un fondo blanco y iluminadas con una luz cenital, cosa que aumenta esta sensación enérgica y arrolladora. Además, se puede disfrutar de música clásica mientras se visita la galería.
La técnica es constante, pintura acrílica y arena sobre madera, pero no se pierde el interés a medida que se avanzando por la exposición. La primer obra que me gustaría destacar es la titulada Assuan. Este quadríptico me sorprendió, no solo por su policromía y sus gigantescas proporciones, ya que son cuatro cuadros de 2 metros por 1,25 metros, sino porque es el único en el que no hay representado ningún cuadrado, sino una serie de bandas de distintos colores. Lo más interesante es que cuando se dan unos pasos hacia atrás y se contempla desde una cierta distancia, la obras recuerdan a un grupo de banderas ondeando al viento, porque hay algunas de las bandas que se juntan, simulando los pliegues de una bandera.
La obra que más me ha impresionado es la titulada Fragments del cabanyal, principalmente por sus dimensiones, ya que la obra esta conformada por un total de 27 cuadros de 40x40cm. colocados conformando una especie de mosaico que transmite por una parte, cuando los ves a pocos pasos, una sensación familiar, hogareña e incluso tradicional, ya que los cuadros recuerdan, además de a esos juegos de la infancia antes mencionados, a las paredes y las decoraciones de las casa tradicionales; y por otra, cuando te alejas unos paso y contemplas las obras en su totalidad, te embarga un torrente de colores y composiciones originales que te abren la mente.
Sin duda, esta exposición es muy recomendable para todos aquellos que disfruten de los colores vivos, de la expresión y trasmisión de las emociones mediante composiciones de formas simples, como es el cuadrado. Para los que estén interesados en visitarla, se expone hasta el 27 de febrero de este año en la Sala Municipal de exposiciones "Coll Alas" de Gandía. Sin embargo, ¡No es apta para mentes cuadradas!
Artemaníaco.
Muy buena entrada, bien escrita... y con un simpático final.
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