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jueves, 2 de febrero de 2012

El León, La Falsa y El Desengaño.



Muchas veces me ha costado entender la malicia de las personas, su falsedad e hipocresía. Es verdad que ni yo soy tan santo, ni el cuervo tan negro, pero se me escapa del entendimiento como hay gente que puede tener el interior tan vacío y el exterior tan rebosante. ¿De que les sirve mostrar su cara amiga, si la otra está deseando morderte? Son como el león, manso cuando quiere, fiera cuando puede. Claro que el león suele poder sacar las garras cuando le viene en gana. Las personas, en ese caso, somos más cobardes, somos, más bien, como hienas carroñeras, esperando la mínima oportunidad para ensañarnos con presas débiles o moribundas.

Aún así, la falsedad de las personas va más allá, porque a las hienas se las ve de frente, sabemos de que pie cojean, y qué podemos esperar de ellas. Sería el caso de las personas bordes, que siguen sin tener empatía, pero que al menos son sinceras. De éstas están plagadas los cuentos infantiles, como por ejemplo, las hermanastras de cenicienta: ruines donde las haya, pero al menos, sinceras. Cenicienta en ningún momento se sintió traicionada por ellas, pues se mostraron tal cual eran y su actitud hacia la pobre cenicienta, aunque cruel, había sido coherente.

Ellas aún merecerían perdón; no así las personas falsas, aquellas que te brindan una "amistad" aparentemente sincera, creando un desengaño profundo cuando muestran su verdadero rostro. Este quizá sería el caso de Caperucita Roja y El Lobo, o La bruja de Hansel y Gretel, que les ofrece dulces, pero, cuando menos se lo esperan, apenas se dan la espalda confiados, pretende meterlos en el horno.

Así que puestos a no ser buenas personas, al menos, seamos sinceros; puestos a ser sinceros, al menos, intentemos ser mejores personas.

Artemaniaco.





 

4 comentarios:

  1. Así es, el problema es que llega un punto en el que ya no sabes de quien fiarte y de quien no, y puedes decantarte por no confiar para curarte en salud... pero, realmente es lo mejor?

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  2. Entiendo tu frustración, sé que es duro y totalmente decepcionante, pero no dejes que pueda contigo, no permitas que cambie tu forma de ver el mundo. Es cierto que hay personas en las que se puede confiar y otras en las que no, solo debemos intentar reconocerlas, aunque sé que es difícil.
    Y en cuanto a la pregunta de Mo Guise, la mejor solución no puede ser desconfiar sistemáticamente,solo hay que tener más cuidado y recordar que esa coherencia no es tan frecuente. De todos modos, creo que es inevitable que de vez en cuando confiemos demasiado y nos llevemos una desilusión, pero supongo que es una experiencia más, esperemos que no muy habitual =)

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  3. Gracias por vuestro apoyo; creo que estáis en lo cierto, estoy seguro de que hay muchas personas que son dignas de las más sincera confianza, como vosotras, pero cada vez me doy cuenta, que estas personas son más escasa que abundantes, cada vez entiendo mejor a los que dicen que "quien tiene un amigo, tiene un tesoro"...

    Artemaniaco

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  4. Me quito el sombrero ante la reflexión, y me uno al club 'yo también tengo un amigo hipócrita' Respecto a esa situación, lo único que me hace no explotar de rabia es la convicción de querer ser consecuente, de no caer yo en esa hipocresía. Y como tampoco se trata de ir echando pestes de la gente, ni por detrás ni a la cara, rescatemos un término: cordialidad. Mejor, dos: cordialidad y educación.
    Y sinceridad para mejorar el mundo.

    Me quedo con el final: "Así que puestos a no ser buenas personas, al menos, seamos sinceros; puestos a ser sinceros, al menos, intentemos ser mejores personas." Te ha quedado de cita :D

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